lunes, 4 de abril de 2011

APORTES CUIDADANOS DE LOS EMPRESARIOS - Por Alejandro Rojo Vivot*




Una buena noticia: hace bastante tiempo que estamos transitando el Siglo XXI y seguimos maravillándonos por el desarrollo y generalización de las comunicaciones, los resultados de la inteligencia humana y la enorme inversión de recursos para el avance de la ciencia en general y la medicina en particular, etcétera, pero, por otro lado, a veces parece que seguimos viviendo cien años atrás cuando observamos la extendida pobreza, los altos niveles de corrupción, la impunidad, la violencia y los delitos urbanos, las ciudades contaminadas, etcétera.
Sin duda apreciamos el incremento de la conciencia de la necesidad de la protección ambiental, la paulatina formalización de todas las relaciones laborales, la extensión de la responsabilidad fiscal, la tendencia positiva a evitar distintas formas de discriminación, el reconocimiento de los derechos de los pueblos originarios, la lenta pero sostenida eliminación de las barreras arquitectónicas y urbanísticas, etcétera. Los cambios casi siempre son difíciles de asimilar y las resistencias subsisten, inclusive inconcientemente.
La libertad individual y colectiva son valores inexcusables para el desarrollo de las personas como de las comunidades. La educación de calidad es el sustrato principal para potencializarnos. El ambiente familiar saludable como el acceso a la vivienda digna, a los servicios de salud, el transporte eficiente, las fuentes laborales, la cultura, el deporte y el esparcimiento también son claves para el desenvolviendo.
Asimismo, las ciudades equitativas y sustentables son los contextos inmediatos y deseados para llevar nuestras respectivas vidas, nos relacionamos, construimos acuerdos, efectuamos transacciones de todo tipo, construimos imaginarios colectivos y nos proyectamos.

A las cosas

También hemos constatado fehacientemente que la Democracia es la instancia fundamental para el desarrollo sustentable basado en la equidad y que la misma es una edificación cotidiana a la que debemos poner particular empeño como, asimismo, velar para que ningún desvío se consolide en desmedro de la libertad de todos por igual.
Involucrarnos activamente en los asuntos públicos como en lo que sucede en nuestra ciudad, es una tarea diversa y que puede ser gradual o, por caso, focalizada en cuestiones que nos son de particular interés: cultura, deportes, economía local, transporte, residuos, transparencia de los actos de gobierno, seguridad urbana, infancia, adultos mayores, personas con discapacidad, etcétera.
Las formas de hacerlo son infinitas o casi: estar adecuadamente informados y atentos, participar activamente en las audiencias públicas, presentar proyectos de normas para ampliar las posibilidades o modificar lo que estamos en desacuerdo, demandar plataformas electorales con contenido y verificables si conducen a los candidatos a los puestos que se postulan, etcétera.

Participar responsablemente es clave para que el accionar tenga impacto

Estar informados es fundamental, conocer, cuando existan, los reglamentos de las audiencias públicas, consultas populares, iniciativas populares, votaciones para autoridades y representantes, el Reglamento Interno del Concejo Deliberante y la  Legislatura, etcétera. También es necesaria la continuidad sobre todo cuando los procesos son más prolongados como la redacción o reforma de una Carta Orgánica, una eventual revocatoria de mandato, el presupuesto participativo, etcétera.
Lo podemos hacer en forma individual o a través de organizaciones como las juntas vecinales, cámaras, consejos profesionales, organizaciones ambientalistas, asociaciones culturales, grupos autoconvocados, etcétera.
Una comunidad es mucho más que la suma de los individuos y sectores que la componen pues, por caso, las transacciones entre personas y grupos la enriquece y acrecientan. Para su desarrollo armónico necesita la inclusión de todos sin discriminación de ningún tipo.
Los empresarios tienen mucho que aportar a la construcción democrática con, por ejemplo, su visión asentada en la definida actividad de generar bienes y servicios, la capacidad emprendedora y negociadora, etcétera, como por ser parte activos de la sociedad ya que, también, transitan por los espacios públicos, contribuyen con las cargas fiscales, practican deportes, sus hijos se educan, necesitan la recolección de residuos y el alumbrado público, etcétera.

Nunca una perspectiva atomizada o que estipula arbitrariamente bandos o simplistas divisiones entre buenos y malos (donde estos últimos siempre son los otros), edifica bienestar y progreso para todos. A la democracia la construimos cotidianamente con el involucramiento responsable en la mayor diversidad posible. Y, sin duda, debemos ser eficientes en el cometido pues hay mucho por hacer; por hacer ya.

*Alejandro Rojo Vivot trabaja en AVINA desde 2007 y ha publicado mas de 20 libros.

“Deseo ardorosamente el mejoramiento de los pueblos. El bien público está en todos los instantes ante mi vida”.

Manuel Belgrano (1770-1820)

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